Cimientos del antiguo cabildo
Volvíamos del sur de Tucumán, específicamente del
Dique Escaba, hacia la ciudad de San Miguel. Poco antes de llegar a Monteros, en un pueblito llamado Leon Rougés, vimos un cartel que indicaba un sitio histórico con el nombre de "Ibatín, el antiguo Tucumán". Nos costó llegar, a pesar de que solo siete kilómetros separaban las ruinas de la Ruta Nacional 38. Caminos rurales de tosca y ripio, varias bifurcaciones, varias elecciones incorrectas, poca gente para preguntar y menos aún que conocieran nuestro esquivo destino. Llegamos, casi de noche. La selva parecía devorar todo rastro de luz con prisa, los mosquitos atormentaban la piel y los anfíbios los oídos. El canto del legendario Kakuy, similar a un lamento, le inspiró a mi viejo el adjetivo exacto para describir el lugar: tenebroso. Recorrimos un poco, leímos algunos carteles despintados. La oscuridad nos invitó a retirarnos y a pesar de nuestra curiosidad, comprendimos.
Regresamos a Ibatín en enero de 2010 con algo más de tiempo, un poco mas temprano y tomamos las imágenes que compartimos en esta breve nota.
La ciudad de San Miguel de Tucumán fue fundada por el capitán don Diego de Villarroel en nombre del gobernador don Francisco de Aguirre el 31 de mayo de 1565 precisamente en este lugar, conocido con el nombre de Ibatín. Segun el historiador tucumano Manuel Lizondo Borda es una voz Toconoté y sería una derivación del vocablo "eatym": chacra o sementera de maiz. Ibatín era aparentemente una tierra labrada por los indígenas antes de la fundación y emplazamiento de la ciudad.
Lizondo Borda es el primer historiador que se interesa por la antigua Tucumán y comienza a buscar en el Archivo Histórico de la provincia homónima. Toda la información reunida le permite ubicar las ruinas de la antigua ciudad, de las cuales se sabía que estaban ubicadas 12 leguas al sur de la actual ciudad de San Miguel de Tucumán, en los llanos del pedemonte de la sierra del Aconquija. En 1918 monseñor Pablo Cabrera encuentra una copia del
acta de fundación de la ciudad en el archivo de Cordoba y algo mas tarde Roberto Leviller da con una segunda copia en el Archivo de Indias ratificando los datos sobre un hecho histórico que era estimado sin fundamentos.
En 1940 se mandó a limpiar el terreno de la selva que lo ocultaba y en 1944 se expropiaron las tierras, unas 100 hectáreas que pertenecian a la estancia "La Florida" propiedad del Dr José Ignacio Araoz. En 1965 se estudió arqueológicamente por primera vez dando con los principales edificios.
En esta imágen se ven parte de los cimientos del cabildo realizados en cantos rodados del rio de las Tejas, actualmente conocido como rio Pueblo Viejo. Sobre una de las piedras y en la parte inferior de la foto se pueden observar fragmentos de las tejas que conformaban el techo del edificio. Estas tejas se denominaban "musleras" pues para su confección se utilizaba como molde el muslo del trabajador. En Ibatín existió una importante fábrica de tejas cerca del rio, asi como también se fabricaban carretas que tuvieron gran fama en todo el virreinato por su calidad.
Vista de una de las dependencias del edificio del cabildo que era el centro político de la primitiva ciudad. Nótese el ancho de los cimientos de las paredes propias de la época colonial. Detras de la dependencia se observa un túmulo de tierra sin excavar que es testigo de cómo se encontraban estas ruinas antes de las excavaciones. La parte mas antigua de la Iglesia de San José de Lules (1670) tenía cimientos similares.
Apesar de la limpieza que se hizo la selva vuelve una y otra vez sobre las ruinas dado que las mismas se ubican en el pedemonte de la yunga o selva subtropical de montaña.
Cimientos de la Iglesia matríz, de la misma se decía en la exposición del Cabildo de 1684: "Tan grande y tan capaz, y de tan hermosa arquitectura que en toda la provincia (del Tucma o Tucumán) no hay otras semejantes"
La cruz mayor original realizada en madera de quebracho se encuentra actualmente en la Catedral de San Miguel de Tucumán.
Cimientos de la Iglesia y Colegio de la Companía de Jesús, "tan curiosa, que sacada la de Córdoba es la mejor que tiene la Companía en esta Provincia" según las Actas Capitulares del siglo XVII
Estos cimientos testimonian la temprana presencia de los jesuítas en la provincia de Tucumán. En 1585 se crea el obispado de Tucumán y es entonces cuando la orden se extiende lentamente por toda la región creando varias misiones. En 1767 el rey Carlos III de España expulsa la orden de América pasando las posesiones de los jesuitas a otras ordenes religiosas o a manos privadas.
En esta foto de 1965 se observan los cimientos y el piso de baldosas cerámicas de la Iglesia de la Companía de Jesús. Tomada de: Amalia j. Gramajo de Martinez Moreno "La primitiva ciudad de San Miguel de Tucumán en Ibatín. Estudio Histórico-Arqueológico". Relaciones, Revista de la Sociedad Argentina de Antropología, Tomo X. Nueva Serie. Buenos Aires 1976.
"La jarra de Ibatín", aguamanil de plata procedente de la antigua ciudad, actualmente conservado en el Museo Histórico Provincial "Presidente Nicolás Avellaneda". (Piossek Prebisch, 2009).
Lapachos, Nogales y Horco Quebrachos se adueñaron del sitio.
Las ruinas de la primer San Miguel de Tucumán son las mas antiguas de ciudad virreinal que se conocen en nuestro pais, a pesar de lo cual no tienen la atención y cuidados que merecen por parte de las autoridades.
Vista de la Calle Real hacia el norte, tenía unos 10 m de ancho y era la salida de la ciudad que se convertía en el camino al Alto Perú, luego de atravesar la Quebrada del Portugués para llegar al valle de
Tafí y desde allí cruzando por el
Abra del Infiernillo, alcanzar los valles Calchaquíes.
Vista hacia el sur.
Las Calles Reales eran los trazados principales.
Monticulo de la Iglesia Matriz, era el principal edificio, junto al Cabildo.
Cimientos del Cabildo.
En el area próxima a Ibatín los conquistadores españoles fundaron tres ciudades: Barco (1550) y Cañete (1560) ambas de breve existencia, Ibatín (1565) subsistió 120 años, duros para sus pobladores en el período de nacimiento de la ciudad y afianzamiento. En 1578 sufre el ataque más importante por parte de los indígenas del llano y de los calchaquíes que queman las casas y las cosechas. Pero los habitantes resisten el asedio y la cosa se da vuelta gracias a la ayuda proveniente de la ciudad de Santiago del Estero (1553). Luego de ese episodio los indígenas de la zona fueron dominados y comienza una época de relativa tranquilidad y apogeo comercial para la primer San Miguel de Tucumán.
Planta urbana de la primera San Miguel de Tucumán en Ibatín, tomado de Amalia j. Gramajo de Martinez Moreno "La primitiva ciudad de San Miguel de Tucumán en Ibatín. Estudio Histórico-Arqueológico". Como se ve en el mapa, la ciudad estaba dispuesta en damero, característica de las ciudades coloniales, con la plaza principal en el centro y los principales edificios en torno a la misma.
Acceso actual a las ruinas de la ciudad de Ibatín
El único dibujo o representación de la ciudad de Ibatín realizado en la época de apogeo de la misma por el cronista Guaman Poma de Ayala de su obra "Primer y nueva cronica y buen gobierno". La historiadora tucumana Teresa Piossek Prebisch considera la imagen merecedora de crédito, pues si bien no hay pruebas de que el cronista haya estado en ella y se dice que la imagen no es fidedigna, Guaman Poma de Ayala "la dibujó tal como lo insinuaba el aura de su fama" (Piossek Prebisch 2007).
El 24 de setiembre de 1685 el gobernador Fernando de Mendoza y Mate de Luna ordenó el traslado de la ciudad al sitio que ocupa actualmente, denominado por aquel entonces "la toma", ubicado unos 65 km al norte entre la sierra de San Javier y el rio Salí sobre el "nuevo" camino que conducía al norte y que practicamente seria el trazo de la Ruta Nacional 9 o Panamericana. Varios motivos determinaron su traslado:
1- Las frecuentes inundaciones del río Tejar
2- La mala calidad del agua y la abundancia de mosquitos que producían enfermedades
3- El aislamiento en que habia quedado la ciudad al implementarse nuevas rutas comerciales
Estas nuevas rutas se abren por causa de la resistencia de los calchaquies al dominio español, dado que en sucesivas rebeliones y en un estado de guerra casi constante lucharon más de cien años contra el invasor hasta el genocidio final. Los sobrevivientes fueron desterrados a distintas ciudades. Algunos, como los Kilmes, a lugares tan distantes como Buenos Aires dando origen al nombre de la localidad homónima.
Vista de la actual ciudad de San Miguel de Tucumán desde la sierra de San Javier. Cuando se realizó el traslado al sitio de "la toma" (1685) se respetó la ubicación que los principales edificios tenian en Ibatín, salvo el cabildo.
El ocaso en Ibatín trae a la memoria el dolor de los vencidos, de los miles de indígenas explotados en la encomienda y de los cientos de esclavos africanos traidos desde el Perú.
El mortero de La Florida
No lejos de Ibatín, a solo 4km, se encuentra la Reserva provincial y Vivero "La Florida" que tiene una extensión de unas 10.000 hectáreas y fue creada con el objeto de preservar la fauna y flora carácteristica de la región que es la selva montana o yunga, con sus pisos ecológicos correspondientes. La reserva, al igual que el predio de Ibatín, pertenecía a la estancia "La Florida". Unos trabajadores rurales nos comentaron, entre otras cosas, que en la misma se encontraba un gran mortero "hecho por los indios". Amablemente uno de ellos se ofreció de guía y nos condujo hacia él, machete en mano, por una picada en la selva.
El mortero, de importantes dimensiones, muy profundo y realizado sobre la roca matriz nos dió la impresión de ser muy antiguo, anterior a Ibatín por sus características y comparado a otros que hemos visto en distintos lugares, reforzando la idea de que el área de la ciudad vieja era una zona de cultivos de los indígenas mucho antes de la llegada de los españoles.
Al regresar de la selva, en el área donde estaban desmalezando, uno de los muchachos nos llamó luego de dar un palazo, casi instintivo. Nos acercamos a él y bajo la pala aún se retorcía una Yarará Chica (Bothrops newiedi) que es una víbora de veneno mortal, común en el norte Argentino y también la que más accidentes de "picaduras" produce.
Para leer más:
Amalia j. Gramajo de Martinez Moreno "La primitiva ciudad de San Miguel de Tucumán en Ibatín. Estudio Histórico-Arqueológico". Relaciones, Revista de la Sociedad Argentina de Antropología, Tomo X. Nueva Serie. Buenos Aires 1976.
Ana María Lorandi y María Marta Ottonello "Introducción a la arqueología y etnología. Diez mil años de Historia Argentina". EUDEBA, Buenos Aires, 1987.
Teresa Piossek Prebisch "La Ciudad en Ibatín. La primera San Miguel de Tucumán 1565-1685. Nacimiento, vida y muerte de una ciudad virreinal". Edicion de la autora. Tucuman, 2007.