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sábado, 9 de abril de 2011

Falsa Yarará


Falsa Yarará o Culebra Ocelada (Tomodon ocellatus) - Ocellated Pampas Snake


Existen en nuestro país una decena aproximadamente de especies de serpientes comúnmente llamadas Falsas Yarará. Este nombre alude al parecido que tienen estos reptiles con las temidas Yarará (Ver: Yarará en Punta Rasa y Yarará en Sierra de la Ventana) tanto físicamente como en su comportamiento. En la naturaleza, el mimetismo no está restringido al medio o a la vegetación y estas serpientes son un ejemplo de ello. Tal es así que su parecido muchas veces les salva la vida pues "asustan" o las condena por el mismo motivo. Generalmente, son opacas y de colores apagados, gruesas y de cola corta; también se posicionan para el ataque y tiran mordiscones como lo hacen las verdaderas.

Llegamos al Parque Nacional El Palmar, alrededor de las 16 hs, pasamos el control de la entrada y nos dirigíamos por el camino principal, respetando las señales, muy despacio ya disfrutando del paisaje, cuando vimos sobre el camino algo oscuro que serpenteaba, bajo el sol otoñal. Paramos, con cuidado pues  había mucho tráfico dado el fin de semana largo. Nos acercamos y le tomamos las fotos que aquí compartimos. En dos ocasiones, tal vez por exedernos en proximidad, se preparó para el ataque y realizó el mismo. No somos profesionales de la fotografía, por ende la fascinación nos llega en primer lugar por los ojos, segundos después recordamos que eso que pesa colgado del cuello es una cámara pero el instante se ha perdido. A pesar de ello consideramos que las imágenes obtenidas ilustran bien a este ser poco conocido y valen como registro.  


La  Falsa Yarará o Culebra Ocelada (Tomodon ocellatus) es un reptil que pertenece al orden de los Escamados y dentro de este al suborden de los Ofidios. La familia es la Colubridae que agrupa a la mayoría de las serpientes de todo el mundo. En guaraní se la llama "mboi-pe-mi" y en Brasil "jararaquinha pintada".


Posee el dorso pardusco o castaño claro con una doble serie de manchas semi circulares marrón oscuras, simétricas a ambos lados de una notable línea vertebral blancuzca de media escama. Es gruesa y tiene la cola corta, cloacal dividida. Ventralmente es amarillenta con manchas negras irregulares cuadrangulares o redondeadas, con fosetas apicales.

Se la puede encontrar en lugares asoleados con vegetación herbácea, en lomas y terrenos altos, no es propia de selvas. En invierno en cuevas subterráneas. Se alimenta de babosas y ocasionalmente insectos.

 Mide unos 50 cm y los machos son mayores que las hembras.

 Es ovovivípara, luego de 3 meses de gestación tienen hasta 8 crías. Los juveniles suelen verse en febrero-marzo y miden de 13 a 15 cm.

La cabeza no se diferencia mucho del resto del cuerpo y tiene una banda occipital oscura en forma de "V". Desde el ojo parte otra banda marrón oscura hasta la comisura de la boca. La pupila de lejos parece redondeada pero es elíptica.




 Como dijimos, se la suele confundir con la Yarará por su actitud de defensa e intimidación a lo que debe sumarse su coloración y aspecto físico. Es una serpiente opistoglifa, es decir posee dos dientes acanalados en la parte posterior de cada maxilar y a través de ellos inocula cierta dosis de ponzoña que puede producir efectos locales y cierto malestar general. Es de carácter agresivo.

Esta especie habita áreas abiertas del sur de Brasil, Paraguay, Uruguay y en la Argentina las provincias de Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba (en febrero de 2005 la registramos en Cuesta Blanca, al sur de Villa Carlos Paz) y alcanza el noreste de Buenos Aires.

Falsa Yarará o Culebra Caracolera (Sibynomorphus turgidus)

Dos años atrás registramos en la Aurora del Palmar (Refugio de Vida Silvestre, administrado por la Fundación Vida Silvestre Argentina), lindante al Parque Nacional El Palmar, otro espécimen de Falsa Yarará, la Culebra Caracolera (Sibynomorphus turgidus), lamentablemente muerta, atropellada por un vehículo. Nótese el diseño de la misma, característico de "falsa yarará". Esta especie es más difícil de observar que la anterior dados sus hábitos cavícolas. Como indica su nombre se alimenta de caracoles y babosas. No supera los 40 cm de largo. Habita nuestro país en todo el norte, centro y litoral.


Ver también (sobre reptiles): 



Para leer: 

Gallardo, Jose M.: "Reptiles de los Alrededores de Buenos Aires", EUDEBA, Bs.As. 1977.
Giambelluca, Luis A. "Guía de Serpientes Bonaerenses" , 1º Ed. LOLA, Bs. As. 2004.
Giraudo, Alejandro "Serpientes de la Selva Paranaense y del Chaco" 1º Ed. LOLA Bs. As 2004.
AA.VV. "Fauna Argentina, Las Falsas Yararaes" CEAL, Buenos Aires, 1984.
Freiberg, Marcos: "El mundo de los ofidios" Editorial Albatros, Bs.As. 1975.

Mirá nuestros videos aquí:

viernes, 8 de abril de 2011

La Vizcacha


 Vizcacha (Lagostomus maximus) - Plains Viscacha

Ladridos, chillidos y una variadísima gama de vocalizaciones,  rompen la tranquilidad de las noches en el camping del Parque Nacional El Palmar. Salen de sus cuevas y recorren el terreno, esquivando carpas y automóviles, sin demasiado temor por las personas. Incluso no faltara alguna que literalmente pose para la foto o despierte en algún niño el respeto por la naturaleza, la curiosidad o el amor. A pesar de ser uno de los roedores característicos de nuestra fauna mucha gente no las conoce, jamás vio una. Suponemos que su virtual extinción en la ecoregión pampeana a raíz de que fue declarada plaga en la década del 50´ así como también el desprecio por las cosas "de acá" y la invasión cultural han hecho lo suyo. En efecto, nunca vimos peluches con forma de Vizcacha ni dibujos animados que las personifiquen, sin embargo superan en ternura a conejitos, osos y demás "fauna gringa". Sí aparece en numerosos cuentos y leyendas del folclore nacional.

La Vizcacha (Lagostomus maximus) es un mamífero que pertenece al orden de los roedores, al suborden de los caviomorfos (roedores grandes, exclusivos de Sudamérica) y a la familia de los chinchillidos. Por su tamaño ocupa el cuarto lugar entre los roedores de nuestra fauna, después del Carpincho, la Mara y la Paca. Presentamos en esta breve nota algunas imágenes de este animalito, en estado salvaje como siempre salvo aclaración, tomadas en el Parque Nacional El Palmar tal vez el mejor lugar en nuestro país para observarlas en estado natural.

Es de tamaño grande (para un roedor), posee el cuerpo robusto y algo redondeado. Cabeza voluminosa, orejas medianas. Cola curvada hacia arriba, relativamente corta y muy peluda. Pelaje suave y corto. (Canevari, 2007).

Es de color general gris plateado o gris pardusco, con un jaspeado crema u ocre, más oscura en el dorso y más claro en los flancos. Vientre y cara interna de las patas blancuzcos. Cara con un contrastado diseño blanco y negro mas notable en el macho. Por este diseño es practicamente inconfundible.


El macho alcanza unos 65 cm de longitud cabeza-cuerpo más unos 20 cm de cola, la hembra es menor, 40 cm aproximadamente más 13 cm de cola. El peso en los machos oscila entre 5 y 9 kg, en las hembras varía entre 3,5 y 5 kg.

El hábitat preferido por las vizcachas es el terreno no inundable de monte abierto , con suelos fáciles de excavar y que permitan la construcción de las madrigueras subterráneas características de esta especie denominadas "vizcacheras". Las mismas poseen un microclima propio que les permite vivir en zonas con amplia variación climática.

En nuestro país se la encuentra en la región chaqueña, el espinal, algunas zonas del monte y originalmente la región pampeana donde hoy esta prácticamente extinguida o subsistiendo en zonas muy marginales y relictualmente. Ha desaparecido del sur de Córdoba y Santa Fe, así como también de la mayor parte de la provincia de Buenos Aires y el este de La Pampa. La ampliación de la frontera agropecuaria la está desplazando aún más. Esto lo pudimos ver en la provincia de Entre Ríos donde el desmonte para sembrar soja o eucaliptos ha dejado al Parque Nacional El Palmar como una "isla" de vegetación nativa rodeada por extensiones de cultivos. Los guardaparques relocalizan vizcachas de sitios con vizcacheras que han de desaparecer y las traen al parque ubicándolas en cuevas abandonadas. También les complementan la dieta hasta que las vizcachas se aquerencian con su nuevo hogar.

Su alimentación es exclusivamente herbívora, prefiere hierbas y semillas, pero no desprecia otros vegetales que encuentra próximos a su cueva "barriendo" el terreno alrededor de la misma formando "peladares" que delatan su ubicación. A medida que se extiende el "peladar" va aumentando el radio hasta 200 o 300 m desde de la cueva. Lo normal son de 25 a 50 m para evitar predadores.

Son muy gregarias y forman colonias donde pueden vivir varias decenas de individuos en la vizcachera compuesta de complejas estructuras de galerías y cámaras subterráneas con varias entradas normalmente atestadas de palos, piedras y otros objetos que acarrean de las inmediaciones. La cámara principal de la vizcachera suele estar a 1 o 2 m bajo la superficie y desde esta parten túneles en varias direcciones. Un complejo central suele tener otros periféricos que son utilizados temporalmente por los machos que migran de una colonia a otra. Las hembras por el contrario son estables. Un complejo central puede cubrir una superficie de 600 m2 y haber removido para su realización unos 80 m3 de tierra. Por ello son importantes modeladoras del paisaje e influyen sobre la dinámica de todo el ecosistema. (Parera, 2002).

Entre sus predadores se encuentra el Yaguareté y el Puma, este último especialmente en Lihue Calel provincia de La Pampa y en San Luis, también el Gato Montés. El Hurón, el Zorro Gris y el Zorro de Monte pueden atacar a sus crías. También la Boa de las Vizcacheras, el Ñacurutú y el Águila Crestada.

"Vizcachón" en la entrada de la vizcachera.
El macho inicia la construcción de la vizcachera, realizando una galería relativamente pequeña con dos o tres bocas, de a poco se va instalando la colonia y se amplia la excavación.

A pesar de las persecuciones que sufre no se encuentra en peligro de extinción a nivel nacional ni en ninguna categoría de peligro. Por el contrario sus poblaciones son bastante estables en general aunque sufre extinciones locales en su amplio rango de distribución que abarca desde Bolivia y Paraguay hasta el norte de la patagonia en nuestro país. En Uruguay fué introducida en 1889 en el Departamento de Salto, pero fue extinguida.

Son muy vocalizadoras y comunicativas



Son de hábitos crepusculares y nocturnos en sus apariciones al exterior, normalmente durante el día permanece en sus cuevas.

Como comentamos antes, la Vizcacha está presente en el folclore y en los cuentos criollos suele aparecer como un personaje mal pagador. En uno de ellos es quien compraba tabaco a la Lechuza. Ésta, al borde de la quiebra, decide cobrarle a su cliente que la elude escondiéndose en su cueva. Por ello, desde entonces, la Lechuza de las Vizcacheras está apostada en las cercanías reclamándole su dinero.

La reproducción es estacional y ocurre en otoño, época en la cual las hembras entran en celo.

Una colonia puede tener hasta 50 individuos.

Nótese la cabeza grande, el cuerpo redondeado y rechoncho.

Niños tomándoles fotografías con un celular en el camping del palmar.

"Vizcachón" en la entrada de la vizcachera
En El Palmar la convivencia entre humanos y vizcachas es pacífica, a diferencia del exterior donde los conflictos con la actividad rural no son menores pues consumen cultivos de soja y maíz, pasturas para el ganado, suelen destruir alambrados y guardaganados. Por ello ha sido y es combatida normalmente utilizando pastillas que desprenden gases tóxicos que son arrojados en el interior de las cuevas. También se la caza para el consumo de su carne y extracción de su cuero.
Comentamos en notas anteriores que los mamíferos no son fáciles de observar en estado salvaje, salvo excepciones. A pesar de ello, siempre hay "rastros" de su presencia. En el caso de la Vizcacha se puede identificar facilmente su madriguera. En efecto, las vizcacheras suelen ser inconfundibles, se ubican en lugares altos y bien drenados, el agujero de la entrada tiene unos 30 o 40 cm de diámetro y normalmente está rodeado de objetos: palos, ramas secas, piedras. Además el área que rodea esta entrada esta "pelada" a causa de sus hábitos alimentarios, pisoteo, orina etc.

Las heces, en forma de cápsulas y en grupitos, también nos pueden indicar su presencia o si una cueva esta siendo utilizada.

Finalmente, sus huellas, la de abajo (en la foto) de la pata trasera, alargada y con tres dedos; la de arriba es la delantera más pequeña y en forma de "manito" con cuatro dedos. En ambas se notan bien sus fuertes uñas.

En locales de productos regionales se vende su carne preparada en escabeche, principalmente en Entre Rios (foto), Córdoba y Corrientes. También se prepara con su carne empanadas o milanesas.


Para leer:

Canevari, M y Vaccaro, O.: "Guía de mamíferos del sur de Sudamérica" 1º Ed. L.O.L.A. Buenos Aires, 2007.
Parera Aníbal: "Los mamíferos de la Argentina y la región austral de Sudamérica" 1º Ed. Ed. El Ateneo, Buenos Aires, 2002.
AA.VV. "Fauna Argentina, La Vizcacha" CEAL, Buenos Aires, 1984.


Ver también (sobre mamíferos):